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Baltazar

Quiero contarles la historia de Baltazar, un tipo que parece muy simple, pero ni cerca de serlo…


Baltazar vive en la capital, 42 años, padre, hermano e hijo. Tiene muchos amigos y un trabajito de 8hrs. Vive solo aunque recibe visitas casi a diario. Muchas de ellas inesperadas…

Todos los días Baltazar se va a laburar, lo que para muchos sería algo muy “rutinario”, para él siempre trae algo nuevo. Todo esto debido a su “habilidad” para ver lo que para muchos ya no está. Caminantes sin rumbo y miradas en alguna ventana son parte de su paisaje.


Él no es de ninguna religión, tampoco cree en ningún templo en nombre DE, él simplemente es así.


Desde pequeño él podía ver cosas, a veces ni sabía lo que era, pero se acostumbró a que, evidentemente, hay mucho más.

Baltazar puede ver gente que ya no está entre los mortales, puede ver sus espíritus, sentir cuando están cerca y/o hablar con ellos.


Como les conté esto viene desde niño, los años y las experiencias vividas le fueron “enseñando” a manejar esto. Aunque según los que se dedican a esto y saben, nunca se puede aprovechar del todo esta “sensibilidad”.

Los mortales no estamos 100% preparados para interactuar con otros planos.


Se dice que los espíritus que no ascienden rondan entre nosotros, muchos solo deambulan, otros buscan un Baltazar, alguien que los vea y tal vez los escuche.


Ellos varias veces intentan hacerse notar. Nunca les pasó de sentir una pequeña corriente de aire en su rostro estando en un lugar donde no había nada abierto? O sentir que al pensar en alguien que ya no está se nos eriza la piel o nos corre un frío por la espalda? Todas estas cosas pueden ser algo más si prestamos atención.

Ellos están siempre en la vuelta, algunos por más tiempo que otros, todo depende de cómo murió esa persona.Todos tenemos un tiempo estipulado como mortales, el principio y el fin ya tienen fecha, no importa si decidimos cambiar algo (hablo del suicidio) el tiempo que no se cumplió en carne lo tendremos que cumplir vagando por ahí en el éter.

Para Baltazar ya era normal verlos y sentirlos, muchas veces quedó sorprendido de la cantidad que hay.


Hoy les voy a contar una de esas anécdotas, una de varias que capaz más adelante, y con permiso de él, también les contaré.


Baltazar conoció a una chica y salieron por un tiempo. Hacía poco que salían y recién se estaban conociendo, lo normal. Un día X estaban cenando y ella recibe una llamada que la dejo con los ojos inundados, la voz quebrada y fría… era la policía avisándole que su madre había fallecido.


Si bien era su madre, ellas ya no mantenían contacto hacia años debido a varias peleas, muchas a causa del alcohol.

De todo esto Baltazar se enteró ese mismo día después de esa llamada.


Afectada la muchacha se va para su casa a refugiarse en sus hijos, porque aunque estuvieran distanciadas, los sentimientos no se van así porque si.

Al otro día Baltazar, como corresponde, la llama para ver cómo sigue y la nota alterada. Conversando ella le dice que estaba casi sin dormir porque su hijo más pequeño no había dormido en toda la noche, se había caído de la cama varias veces y lloraba de la nada.


El oído de Baltazar entendía todo…

Pasaron un par de días de esto y Baltazar estaba tranquilo en su casa tomando unos mates cuando se sintió acompañado.


Después de un rato y con el mate ya frío agarra el teléfono y hace una llamada…


-Hola, escuchá, te tengo que contar algo…


No la dejó decir nada e hizo las veces de interlocutor, tenía un mensaje para ella.

Sin saber si ella creía o no en estas cosas, o si le creería a él siquiera, le cuenta lo vivido. Le explicó de su “condición” y que lo habían visitado hacia un rato.


Le pidió que no dijera nada hasta que él terminara y que si quería que cortara la llamada.

Empezó diciéndole que su mamá había venido hasta su casa y quería que él le dijera algo a ella, cosas que no había podido decirle en vida.


Le contó cosas de su infancia que solo ella y su madre sabían y también se la describió físicamente, hasta su atuendo era el habitual…


Pidió que la perdonaran por tantos errores cometidos, que los amaba y que nunca quiso herirlos.

También dijo que no quería asustar a su nieto, solo quería conocerlo antes de irse.


Si, ese niño no había dormido porque su abuela se estaba despidiendo de él.

-Ella quiere que sepas que te ama, que sos una gran madre y que ahora sabe que tu futuro es muy lindo.


Del otro lado del teléfono se escuchaba como el silencio era cortado a veces por lágrimas.

Después de él haberle contado todo, ella seguía sin habla, con los pelos de punta y tratando de entender cómo un desconocido podía saber tanto de alguien sin haberlo visto nunca.

Pero eso es lo especial de Baltazar, poder ver lo que ya no está…


Después de esa llamada ellos ya no se vieron más, solo algún mensaje, pero nada más. Es como si la vida los hubiera cruzado un rato para que él estuviera ahí en ese momento.


La vida de Baltazar continuó “normal y rutinaria” como siempre. Él ya había vivido varias historias de estas.

Muchas veces dejamos cosas por decir o hacer, guardamos palabras para después y en un momento vemos el tintero lleno de ellas. Lo que no sabemos es que capaz nunca podremos llegar a decirlas, ni en carne ni en espíritu...



Lo que no les conté es que este personaje existe y esta historia es real… muy real.







Marcelo Pereyra.



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