O "La fábula de El malo y La buena"
Esta es la fábula de El malo y La mala, donde la vida es cruda y también rara.
Érase una vez en un pedacito de tierra arriba de un árbol, rodeada de cielo y precipicio, una isla artificial. Un lugar en común.
Un día de esos cualquiera, y después de un vuelo terrible, Koopa cayó en este lugar. Cayó de un golpazo.
Una caída creada por la ira y el desprecio.
Koopa no entendía qué pasaba, ni dónde estaba, ni por qué estaba allí ahora. Contempló el momento, bajó la mirada y se resignó...
A veces nos toca aceptar, crudamente, la extraña realidad de que ya no somos queridos...
Estando solo en ese árido y estrecho pedazo de tierra, donde la lluvia siempre moja, el viento es agresivo y el sol es mucho más grande, tuvo que entender que la vida puede ser tan corta y árida como el lugar donde estaba parado.
Caminando un día, él sintió el golpe de un perfume, tan dulce y rico que quizo, investigar de dónde venía y ahí la vió...
Ella era pequeña y delicada aunque con algunas cicatrices. Pequeña pero frondosa. Pequeña pero luminosa. Aunque no todo era lindo en ella... ella lloraba...
Lloraba porque su vida no fue fácil y, aún sin conocerla, la gente la juzga y ataca.
Ella no pidió venir, pero cuando se halló aquí, le gusto tanto, que se aferró con todas sus fuerzas a vivir y lo logró.
Pasó momentos duros, soportó todos los insultos y falacias que le tiraron. Bancó la ignorancia y la doble moral de muchos supuestos "seres superiores". Aguantó los golpes y el frío porque cree en ella misma y sabe que en algún momento dejará de ser "la mala".
"Ella es buena"
Y ahí, en ese lugarcito, se cruzan estos dos incomprendidos sociales, estos tiranos mediáticos, dos Quasimodo sin campanario...
Todo mal@ es buen@ para alguien, capaz así se deban de escribir las historias. Como con algo mas de tolerancia y empatía...
En fin, llegó el Fin.
Marce Pereyra 2019.
